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EN SU EDICION WEB Y DISFRUTALA COMPLETA
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![]() ![]() SIN DUDA ES PARA TI, PERO TENDRAS QUE SER VERDADERAMENTE TU Queridos amigos: Hay tres cosas que es bueno saber cuando uno ingresa al universo de la Toráh. En primer término, que sólo con inocencia se entra: toda soberbia debe ser evacuada antes de entrar; puesto que la soberbia, la vanidad y la dignidad mal entendida lucharán por su vida cuando las enfrentemos a la Toráh, y sólo dolor producirán; sólo un dolor de magnitud equivalente al de la verdad que se va haciendo clara ante los ojos del alma ante cada nuevo paso en el camino de la verdad. En segundo término, debemos prepararnos para experimentar con frecuencia la sensación de que falta información, o de que ésta es contradictoria; que es incomprensible lo que se espera de nosotros comprender. Y debemos saber también que, no obstante esta sensación y todo lo recurrente que sea, en realidad, la Toráh es un texto perfecto, en el máximo posible de coherencia y consistencia que un texto pueda exhibir; y que desde la primera hasta la última letra, todo está exactamente en su lugar. Comprobándose a sí mismos, estos postulados no sólo son vitalmente complementarios, sino que salen a luz, a una vez, en parashát Shoftím que leemos esta semana, y en el mes de Elúl -el último del calendario hebreo- que da inicio, precisamente, el día de hoy. "Inocente -completo, coherente, pleno- condúcete ante Hashém", nos indica estos días la Toráh. Requerir "inocencia" -la misma inocencia que señala la Toráh como cualidad fundamental de Nóaj (Noé), singular en su generación- es advertirnos que el ejercicio de la verdad, y aún el amor por la verdad, descartan todo prejuicio, todo postulado previo a la fe y la consagración; descartan también todas las formas en que el ego se resistirá, mezquinamente, a ser sometido a formas sobre las que no podrá reinar. La Toráh, el mapa trascendental de la Creación, no responde a la lógica humana. Por consiguiente, se rebelará nuestra mente, a cada paso, ante lo que identificará por sinrazón. Pretender abordar a la Toráh desde la lógica aristotélica que aprendimos "afuera" es como aspirar a comprender física cuántica sobre la única base de dominar las cuatro operaciones aritméticas fundamentales: hallaremos signos raros todo el tiempo, nos causará entre risa y asombro que alguien intente sumar, restar, multiplicar y dividir letras en lugar de números ("¡qué ignorante!", exclamaremos acaso), y retrocedermos espantados ante la enunciación de que "la materia en movimiento se reparte entre partículas fundamentales y ondas electromagnéticas". Mas a diferencia de la ciencia humana, para cuya comprensión podemos prepararnos académicamente, la preparación que nos requiere la Toráh es, ante todo, espiritual: hay que doblegar a la razón "pequeña", para que de su rendición se origine el espacio mental que requiere la "razón superior". Y entonces, así como una preparación científica adecuada nos torna capaces de comprender la "coherencia" de las ondas luminosas de un rayo láser (que se acoplan por sí solas, ordenadamente, entre sí), la vida formulada de acuerdo a la Toráh nos llevará a captar, existencial y vitalmente, la relación entre Creador y creaturas, el sentido de la vida, la maravilla exclusiva de la verdad. En las dos parashiót pasadas (Ekev mp3 y ReEh mp3) se nos daba, reiteradamente, la oportunidad de elegir entre bien y mal, vida y muerte, verdad y mentira, bendición y maldición. Se nos enseñaba qué efectos produciría cada una de ambas opciones. Se nos advertía de las trampas que hallaríamos en el camino, y por fin, se nos enseñaba cómo superarlas. Al llegar a parashát Shoftím, asumida la opción por la verdad (pareciera decir Moshéh, avanzando en su discurso: "Si ya has llegado hasta aquí,..."), se nos dice: "Lo justo, lo justo, procurarás". Dos veces lo justo: innegociablemente, lo justo dentro de lo justo; lo justo por un lado y lo justo por el otro, sin más opción que lo justo. Sin desvío. Sin vacilación. Tal como se conduce el láser, cuya direccionalidad le permite mantener foco sin dispersarse, donde quiera que estés y bajo las circunstancias que sea, te exige la Toráh: "procura lo justo", lo correcto, la verdad. Sin concesiones y sin la menor dilación. Con inocencia condúcete ante Hashém, y no desvíes tu vista de la verdad. Mientras desgranamos estos pensamientos, ingresamos en el mes de Elúl, el último antes del balance y juicio anual de Rosh Hashanáh. En Elúl hay que "endulzar" el rigor del juicio. El nombre del mes es acróstico de la frase "Aní leDodí veDodí Lí": "yo soy para mi amado, y mi amado es para mí". Esa es la relación que en estos días nos abocamos a recuperar con el Creador, a través del ejercicio de la verdad, a través de la introspección y la detección de todos esos puntos en que hasta ahora sale vencedor el ego, el miedo u el instinto, y que es tiempo de enmendar. Tiempo de trabajar desde dentro hacia fuera, rectificar rumbo, hacer foco, direccionar. ![]() Sea voluntad del Creador que, en este mes de Elúl, comprendamos por fin, y nos atrevamos, y seamos capaces de emprender la propia enmienda, y no permitamos que ni miedos ni soberbia ni avaricias nos detengan ni nos hagan vacilar. Con vosotros mis bendiciones, daniEl I. Ginerman editor@ieshivah.net ![]() | ||
EL BEIT-MIDRASH, LA RADIO VIRTUAL, Y LAS HERRAMIENTAS NUEVAS DE IESHIVAH.NET CLASES DE ESTA SEMANA EN NUESTRO BEIT-MIDRASH ONLINE: * Domingo, 20:00 Israel: Parasha't HaShavu'a (la seccio'n semanal de la Tora'h) * Lunes, 20:00 Israel: "El Sendero de los Justos" * Mie'rcoles, 19:30 Israel: Ciclo "Tora'h para vivir con ella" Beezrat Hashe'm, y con vuestro apoyo, continuaremos poblando la agenda de la semana con nuevos y variados shiuri'm en todas las a'reas de la Tora'h. Puede haber algunas irregularidades en la agenda durante estos di'as, porque estamos alista'ndonos a cambiar la suite de software que soporta al Beit-Midra'sh. Nuestras disculpas desde ya por todo inconveniente, y nuestro agradecimiento por toda forma de colaboración que esté en vuestras manos. Entretanto, en "KolTorah.Net", nuestra Internet-Radio en etapa de pruebas, puedes disfrutar de shiuri'm grabados, tanto en hebreo como en espan~ol. Durante la etapa de pruebas, vera's que algunos de los shiuri'm se encuentran en formato RealAudio (*.ra, *.rm): es posible que justamente esas clases (la mayori'a esta' en MP3) no se oigan inmediatamente al clickear sobre ellas, de modo que debera's clickear con el boto'n derecho del mouse, seleccionar "Guardar archivo", y una vez bajado (son archivos bastante livianos), escucharlos tranquilo. En el correr de los pro'ximos di'as, inauguraremos con ayuda de D's el nuevo sitio web de Ieshivah.Net, con materiales de estudio y todos los materiales en audio y texto del proyecto. Entretanto, te invitamos a disfrutar las clases que tienen lugar casi cada di'a: en tiempo real, en audio y texto, clases de Tora'h brindadas por los rabani'm de Bana'ij Tsio'n desde Jerusalem. So'lo debes ingresar a http://www.beitmidrash.org/, dejar que tu computadora baje durante unos 5 segundos el software con que trabajamos (que se instala solo), poner tu nombre e ingresar. Si recibes un mensaje de error al intentarlo, por favor desinstala el software clickeandoaqui', y vuelve a repetir el procedimiento inicial. Si au'n te da algu'n error, hay varias soluciones posibles, todas muy sencillas, explicadas aqui'. Materiales para las clases, anuncios, y consultas a los Rabani'm, se canalizan a trave's del foro "Banaij Tsio'n", bajo el auspicio y los oficios de la Comunidad Judi'a de Murcia. Una recopilación permanente de materiales de lectura ("llaves de reflexión"), con opción a insertar comentarios, está en nuestro nuevo "Blog" en español: http://free-press.org/ , y en nuestro "Blog" en hebreo: http://www.amisrael.net/vaiomer/ ; patrocinados ambos por IsraPhone.Net. Por último, aquí encima se encuentra nuestro "TagBoard" de nombreKuzaree, el nuevo chat que nos permitirá intercambiar opiniones y sensaciones tanto en tiempo diferido como real, desde el cuerpo mismo de la revista. Y seguimos, con la ayuda de Hashém, creando novedades :-). ![]() | ||
![]() NUESTRA MADRE RIVKAH, LA FUERZA MOTRIZ DE ISRAEL por Galia Ginerman ![]() ![]() Es conocida la influencia de numerosas mujeres, presentadas por la Toráh y los libros de nuestros profetas, sobre el pueblo de Israel. No obstante, la influencia de Rivkah sobre el destino de Israel es la más potente y significativa de todas. Rivkáh creció entre malvados. O como dice el Midrásh: "como una rosa entre los cardos" (Cantar de los Cantares 2:2); y por mérito de su determinación a conducirse a la luz de la Verdad, consiguió librarse de ellos y ser desposada por Itsják, hijo de Abrahám. Rivkáh es descripta por la Toráh como una mujer recatada desde su niñez; cuando se encontró por primera vez con Itsják, cuenta el Midrásh que "cayó del camello" y cubrió su rostro inmediatamente. Mas "recato" no se ha de traducir por debilidad, inacción o pasividad. Rivkáh nos enseña cómo, precisamente desde el recato, es posible poner en movimiento las gigantescas ruedas del mundo. Rivkáh tenía el don de la profecía. Sabía que nacerían de ella mellizos, y el valor espiritual de cada uno de ellos. Sabía que uno se impondría sobre el otro. Cuando crecieron sus hijos, Iaakóv y Esáv, reconoció en Iaakóv al "tsadík", al justo, hombre completo y sedentario, y en Esáv reconoció al hombre "sanguíneo", asesino y estafador. Su descubrimiento la apenó enormemente, y no obstante, en toda su percepción y sus acciones, supo siempre hallar la visión superior, el punto de la Verdad, y dirigirse hacia él. ¿Cómo lo hizo? Rivkáh, claro está, deseaba que sus dos hijos fueran tsadikím, y rogaba con todo su corazón que Esáv desandara el camino del mal que había elegido y participara del bien. Mas su deseo no le impidió saber, en cada instante, qué era su deber hacer, aún si hacer lo correcto pudiera ser interpretado como agresión hacia una de las partes. Itsják no atendió a la condición criminal de Esáv, y Rivkáh, quizá por su deseo de darle la oportunidad de retornar al bien, de hacer "teshuváh", o por creer que amargar a su esposo no ayudaría en nada, no compartió con Itsják su percepción de la realidad. A la postre, Itsják supo la verdad; mas en ningún lado nos refiere la Toráh que el tema fuera conversado, compartido, dentro de la pareja. Y he aquí que cuando Itsják consideró llegado el momento de dar su bendición a Esáv, Rivkáh tomó una iniciativa proactiva y llena de riesgo: provocar que fuera Iaakóv quien recibiera la bendición, y no Esáv, a través de que Itsják les confundiera. No sólo envió a Iaakóv a recibir las bendiciones, sino que preparó personalmente la carne con que habría él de obsequiar a su padre, le vistió con ropas de su hermano Esáv, y cubrió las manos de Iaakóv con pieles de cabra para que, al tacto, semejaran las de Esáv. Y cuando, en el último momento, Iaakóv dudó y dijo a su madre que acaso su padre descubriría el reemplazo y le maldeciría en lugar de bendecirle, le respondió su madre: "Caiga sobre mí tu maldición, hijo mío" (Bereshít 27:14), y cargó sobre sí toda la responsabilidad y el riesgo: ella sabía que estaba haciendo lo correcto, y que lo sucesivo demostraría la justicia de su acción. Más tarde, cuando Rivkáh descubre que Esáv se propone asesinar a Iaakóv, envía a éste a Jarán, con la intención agregada de evitar que éste contraiga matrimonio con mujeres ajenas a la familia cual había hecho su hermano Esáv. Aún cuando ya sobran razones para denunciar la verdadera condición de Esáv ante su padre, Itsják no es informado de la urgencia de que Iaakóv huyera hacia casa de Laván: hasta la última posibilidad, Rivkáh busca dar a Esáv la oportunidad de retornar al camino del bien. Y también frente a Iaakóv se referirá a Esáv como "tu hermano", y le asegura que más tarde, sin duda, se hará nuevamente la paz entre ellos. Empeña todo su esfuerzo en evitar toda disputa, toda discusión prescindible, aunque sabe, en su corazón, que Esáv no retornará al buen camino. Ante sus ojos se halla siempre la verdad, la necesidad de trabajar por la verdad; y sabe que la verdad requiere de paz en la completa medida de lo posible; en cuanto está en sus manos, tal procura que sea. Rivkáh, tal como había hecho Saráh, busca cumplir la voluntad del Creador sin interés en rédito personal alguno. Aún inmenso cuanto era su deseo de rescatar a Esáv de su opción por el mal, si el ejercicio de la verdad requería que fuera Iaakóv quien recibiera las bendiciones de su padre, ella haría cuanto fuera necesario para lograr que así sucediera. Rivkáh toma sobre sí toda la responsabilidad sobre el destino de Iaakóv, y mediante esa acción, determina la fundación del pueblo judío. Se ocupa de que reciba las "brajót", lo envía a Jarán salvándolo así de Esáv, y le promete devolverlo a su tierra: "Y enviaré por tí y te sacaré de allí", le dice (Bereshít 27:45). La amargura de Rivkáh por las malas acciones de Esáv la acompañará hasta su muerte, acerca de la que nada se nos cuenta en la Toráh. Llama la atención esa suerte de "recato hasta en la muerte", que llama a conjeturar que, seguramente, se encargó de que su despedida fuera silenciosa para que no quedara en evidencia públicamente la desviación de su hijo, para que no se le viera y se le reconociera como hombre de mal. De hecho, en todo lo relacionado a la educación de sus hijos, la actuación de Rivkáh fue siempre radicalmente distinta de la de su esposo Itsják, y no obstante, nunca hubo una discordancia entre ellos. ¿Cómo se explica tal paradoja? Complementarios en la acción, Itsják y Rivkáh obraron siempre hacia un único horizonte y una meta: cumplir con la misión trascendental que el Creador les había encomendado. Desde el mismo momento en que Itsják introdujo a Rivkáh en la tienda que había sido de su madre Saráh, la brajáh -que se había retirado- volvió a hacerse patente en todas las dimensiones de su existencia: nuevamente se encendió la vela, la bendición de la abundancia se reveló en la masa, y la nube que manifestaba la presencia de Hashém aferrada a la tienda retornó a su emplazamiento como antes. Rivkáh es un ejemplo patente y vivo de hasta qué nivel espiritual puede llegar una mujer judía. Desde su niñez, reveló una capacidad de entrega insobornable que le acompañó a lo largo de todo el camino. Capacidad de entrega y sacrificio en su recato y su pudor, en su piedad y vocación de dar, en su fidelidad a la verdad, en su lealtad a la misión que le encomendara el Creador. Es interesante observar que, la primera vez que aparece el nombre de Rivkáh en la Toráh, es tras "akeidát Itsják", el episodio en que Abrahám ofrece a su hijo Itsják en sacrificio; tras ello, Abrahám es informado de la descendencia de sus hermanos, y entre ellos, del nacimiento de Rivkáh. Inmediatamente a haber aprendido del episodio de Itsják que es posible morir en consagración a Hashém, aparece Rivkáh, a enseñarnos que también es posible vivir en consagración plena al Creador. Por mérito de Rivkáh y por obra de su coraje, recibió Israel las bendiciones de Itsják: bendiciones materiales y espirituales, que hubieran correspondido a Esáv si éste no hubiera abandonado el camino del bien para entregarse a la falsedad y la mentira. Rivkáh nos enseña que una mujer judía debe vivir siempre en atenta entrega al ejercicio de la Toráh, siempre en consagración a Hashém y al plan trascendental de la Creación. En toda mujer judía reside la fuerza que desplegó Rivkáh, la potencia que auspicia vivir en la Verdad sin negociarla en modo alguno. Eso es lo que se llama una vida hebrea, una vida verdadera. Tal, la vida que nos abrirá la vía espiritual para recibir la bendición infinita del Creador. Original en hebreo: http://www.amisrael.net/vaiomer/2004/08/blog-post_16.html | ||
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![]() MALDITO QUIEN GOLPEA A SU HERMANO A ESCONDIDAS por Gabriel ben-Israel ![]() Intentábamos comprender la pasada semana las causas del largo exilio espiritual de Israel, que no termina. Tanto en el análisis de conciencia como en las palabras de nuestros sabios hallamos numerosos puntos a recomponer, mas sostuvimos que el "lashón hará", la maledicencia, está a la cabeza de las causas de nuestro mal. Y siendo así: ¿cómo aspiraremos a la Redención, a la gueUláh, sin enmendar su causa principal? El primer decreto de Hashém que ordenó el exilio de Israel, tuvo por motivo el pecado de los "meraglím", de los espías que envió Moshéh a la tierra de Israel y la criticaron, tal como explica Rashi en Tehilim 106:26 y el Ramba"n en parashat Sheláj (Bamidbar 14:1): el pecado de los espías fue nada más ni nada menos que "lashón hará" sobre la Tierra Prometida, y como se explica en el Talmud (Tratado de Arajin, 15), "nosotros estamos obligados a enmendar este pecado antes que llegue la gueUláh". Está escrito que el "lashón hará" provocó que Israel tuviera que hacer trabajos forzados durante la esclavitud en Egipto; como dice en parashat Shemót (2:14): “ahora se sabe la cosaâ€Â, y explica Rashi que por cuanto que Israel actuó como los demás pueblos del mundo, nos hicimos merecedores de los trabajos forzados. Y en el Midrásh Raba sobre parashat Tetsé hallamos: “dice Hakadósh Barúj Hu: en este mundo, debido al lashón hará que hay entre ellos, les quité" y oculté de ellos "la Divina Presencia, pero en el futuro...â€Â. También podemos ver en parashat Vezót Haberajáh, al final del libro Devarím: “y Ieshurun será rey... y estarán unidas las tribus de Israelâ€Â. Se pregunta aquí Rashi: "¿cuándo será rey Ieshurun?", y responde: "solamente cuando estén unidas las tribus de Israel, y no en “agudot, agudotâ€Â, distribuidas en partidos y pequeños grupos. ¿Cómo podemos despreciar de esta forma las bendiciones que Hashém nos tiene destinadas y que con tanto anhelo esperamos? Sucede que estamos “acostumbrados†al "lashón hará", tomamos con liviandad el hábito de emplear el habla para el mal, y no abrimos los ojos: si los abriéramos, no nos atreveríamos a hacerle frente a una klaláh -maldición- explícita en la Toráh, que leemos en Devarím 27:24: “maldito el que golpea a su compañero en secretoâ€Â, que por supuesto se refiere al "lashón hará" como explica Rashi allí. Nosotros queremos lo mejor, no hay duda; el problema es que parece que no encontramos el camino. Hashém nos dice que Su Presencia estará entre nosotros cuando estemos realmente unidos, y ésto, como todos explican, se refiere al "lashón hará" que nos separa en “grupitosâ€Â, grupitos en los que un “grupo†habla del otro; y ésto no hace falta explicarlo, lamentablemente sabemos de que hablamos... Queremos que venga el Mashiaj, ¿de verdad eso queremos? Entonces, ¿por qué no empezamos a acercarlo? El poder de traerlo está en cada uno de nosotros, y vale la pena el esfuerzo...
hasta la próxima...
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![]() por Rav Natan ben-Jai'm ![]() Sé inocente (en tu relación) con Hashém tu Elokím Devarím 18:13 ![]() Explica Rashi a esta cita: "Anda frente a Hashém con inocencia, sin necesidad de investigar el futuro ni lo que te está oculto. Recibe cuanto te toque con candidez, con inocencia, y así te apegarás realmente al Creador". La palabra "tamím", que hemos traducido aquí por "inocente", admite una segunda traducción: "completo". De tal modo explica Rav Aharón Kotler esta cita: "El hombre debe conducirse en su camino de modo completo", coherente y consistente. Esto es: sin contradicciones en ningún nivel de la vida. La resolución de las propias contradicciones es una de las mayores demandas de la Toráh para con los hombres, al punto que el Talmud (Tosfot sobre Tratado de Julín 121b) advierte sobre la difícil encrucijada en que se encuentra, en medio del debate talmúdico, cualquiera de los sabios de quien se haya hallado dos citas recíprocamente contradictorias. Coherencia y consistencia (ser "completo" e "inocente") son una exigencia impostergable, porque inciden en todos los órdenes de la vida. La Toráh, en parashát Ki Tetsé, indica: "no tengas dos tipos de medidas, una para la mercadería que compras y otra para la que vendes". Hay mitsvót específicas referidas a la precisión y justeza de las medidas de peso y de volumen, y claras penalizaciones para quien aplica criterios diferenciales de acuerdo a su convenciencia. Está prohibido contradecirte, está prohibido que actúes de modo que contradice lo que sabes que está bien. En Rosh Hashanáh, cuando se prepara el balance y juicio anual sobre la vida de cada uno, pronunciamos la bendición "Unetaneh tokef", en la que declaramos: "la firma de cada hombre se encuentra ya (al pie de su propio veredicto)". Es que, "a la hora de la verdad", cada uno conoce y reconoce el valor de sus actos. Cada quien sabe qué valor de bien y qué valor de mal emerge de sus acciones. En esta plegaria, estamos aceptando la justicia y corrección del veredicto que a juicio del Creador nos corresponderá: el hombre es conciente de sus contradicciones; si intenta resolverlas, siempre se estará en camino a la verdad. Razonablemente, el mayor acento del tema no está puesto sino en las propias cualidades personales, sobre la tendencia a invertir los valores que debemos cuidar -correr hacia lo que debiéramos evitar y ser lerdos en el cumplimiento del deber-... que es donde más fácil resulta hallar nuestras contradicciones internas, y donde más difícil es proponerse encontrarlas; puesto que hallarlas nos exigirá una enmienda de inmediato. Sobre ésto, precisamente, es que se nos ha dicho: "Con inocencia y completo, dirígente ante Hashém". ![]() | ||
![]() ¿CARIDAD? EL VERDADERO SENTIDO DE LA JUSTICIA Tsedakáh (de la raíz de "tsedek", justicia): Mal traducida por "caridad", es "el acto de entrega que hace justicia". La concepción judía de la "caridad" no refiere a ese acto -que tiende a ser soberbio- en que alguien entrega "de lo suyo propio" a otro, que necesita más o tiene menos. Porque nos enseña la Toráh que nada es "lo suyo propio", sino que todo cuanto poseemos y todo cuanto contamos (sea riqueza material, sabiduría, capacidad oratoria o gran destreza manual, etc.) no es sino recursos que nos provee el Creador para que los administremos con justicia; para que hagamos justicia; para que nos consagremos activa y materialmente en la Toráh, tal como lo hacemos en el plano espiritual. De tal modo, no es "generosidad espontánea" el origen motor de la verdadera Tsedakáh, sino que ésta debe nacer de la certeza plena de que sólo para dar a nuestra vez se nos ha dado y se nos da, de que sólo para entregar recibimos, de que no se concentran recursos en nuestras manos sino para que demostremos que somos capaces de compartir. Enseñan los Baaléi HaTósfot en relación a parashát Trumáh, que hay tres tipos de personas (tres tipos de actitudes) que dan Tsedakáh, y que son simbolizados en la Toráh con los tres metales: Zaháv (oro), Kesef (plata) y Nejóshet (cobre). En primer término, se encuentra "quien da cuando está sano"; ésto es: no cuando se siente urgido por una pena, un temor, un dolor. Da, sin que nada circunstancial le urja a dar. Este se equipara con el oro, cuyo nombre hebreo es "notaricón" (acróstico) de "Zeh hanotén barí": Este es el que da (estando) sano. En segundo término, se encuentra "quien da cuando está enfermo"; "késef" es acróstico de "kesheroEh sakanáh, potéaj": "Cuando ve el peligro, abre (su mano)" porque siente la necesidad de generar mérito para que el Creador le rescate del trance circunstancial en que se encuentra. Por último, "nejóshet" -el cobre- es acróstico de "nedavát joléh sheOmér tnú": el regalo del enfermo, que agonizante ordena dar de lo suyo tras su muerte. ¿Dónde radica realmente la diferencia? Más allá de la cantidad, a la postre, todos "dan". Sólo que a la acción de justicia no es indiferente el espíritu con que se la realiza; e indudablemente, es mucho más plena la acción de quien vence la avaricia cuando no hay circunstancia especial que le empuje a hacerlo, ni miedo, ni incertidumbre que vencer. Tal es la importancia de la entrega por sí misma (más allá de la disponibilidad, más allá de que se sea rico o pobre), que el Sefer Jasidím (inciso 61) dice: "Un pobre que no dispone de recursos materiales como para dar abundante tsedakáh, ha de cumplir la mitsváh entregando esfuerzo", trabajando para beneficiar a aquél que necesita más que él. Y el Talmud Ierushalmi (Tratado de Brajót, 37a) consigna, en palabras de Rabí Irmiáh, que: "Quien toma sobre sí ocuparse de las necesidades de quienes se dedican a la Toráh, es considerado como si él mismo se dedicara a la Toráh plenamente". | ||
![]() por Gabriel ben-Israel ![]() para LebEjad no. 40 y Mato'k MiDva'sh ![]() Estamos acostumbrados a ver: en todo lugar, en todo grupo, siempre hay quien sobresale sobre los demás; “es el líder del grupoâ€Â, o el mejor, o el más capacitado... Si esta persona sabe que está en esa posición, una de sus posibles reacciones es la permanente “gaAváhâ€Â: él se muestra soberbio, necesita mostrar y mostrarse a sí mismo que es el mejor... Explica el Ramba"n que este versículo, que habla sobre cómo debe conducirse el Rey del pueblo de Israel, quiere enseñarnos que la soberbia no es buena, ni para el rey ni mucho menos para cualquiera de nosotros, ya que es una cualidad despreciable a la vista del Creador... aún en el mismísimo rey. El rab Iaacov Noiman zâ€Âl, en su libro Darjey Musár, opina que, aunque la soberbia está prohibida para todos, hay diferencias entre el rey y las demás personas. En el "hombre común", el orgullo está prohibido por cuanto se le equipara a la idolatría: elevarse por sobre los demás es algo que no se justifica ni por causa de loa propia sabiduría, ni por la propia riqueza ni por la fuerza física.... si todo ello no son sino “regalos†que nos brinda el Creador, si El nos da la fuerza, la riqueza y el saber: ¿de qué me podré enorgullecer yo?. Lo que debo hacer, en realidad, es “agradecerâ€Â. Respecto del rey, es otra la cuestión. El rey es el “conductor†del país y es el responsable de todo lo que ocurre en él, tanto en lo general como en lo particular. En él, la vanidad y la soberbia son una falla, ya que él debe atender y esforzarse al máximo por su pueblo: si hay personas en estado de pobreza, o con sufrimientos o enfermedades, el rey es el responsable por todo el pueblo, y no sólo en lo material sino también en lo espiritual. El rey, como conductor del país, debe estar siempre preocupado por mejorar el estado de su gente en todos los aspectos. Entonces, ¿existe lugar o tiempo para la vanidad, para el orgullo? Si existe, ahí precisamente está la falla. Explican nuestros sabios que Mosheh Rabeinu era digno y merecedor de ser rey; y no cualquier rey, sino uno que puede recibir los honores que merece por su categoría. Mas todos los honores con un límite claro, puesto que si no corre por su pueblo, no puede ser llamado "rey" por cuanto demuestra no ser digno del puesto. Un verdadero rey tiene el corazón “calienteâ€Â, ocupado en su pueblo permanentemente; un corazón en el que el orgullo no tiene cabida, ya que el tiempo lo ocupa en las necesitades del pueblo, y en especial en lo espiritual. De acuerdo a ésto, no nos asombra lo que dice la Toráh: “y Moshéh es el más humilde...â€Â: en su corazón puro no había lugar para el orgullo. Todo su tiempo se ocupó del destino y los sufrimientos de cada uno. Cuarenta años dedicó a la “generación del desiertoâ€Â, solucionando sus problemas, y educándolos en el camino de la Toráh. ¿Podemos decir que Moshéh no pudiera estar orgulloso de las cosas tan grandes que hizo? Igualmente volvemos a la misma respuesta. Si vemos un conductor orgulloso, esto nos dice que no tiene corazón, que no le importa el estado de la gente, ni material ni espiritual, aunque de todo el responsable sea él. Una persona en particular, sea quien sea, aunque no sea responsable por nadie, debe alejarse de la vanidad y la soberbia por las razones que ya expusimos. Mas en el rey, el orgullo es un “defecto†que le inhabilita para ejercer su función. Todo quien desempeña una actividad, sea cual fuera, en la que tiene personas a su cargo, si ve que alguno de sus subordinados no desempeña su función como corresponde, debe “correr†a salvarlo, porque en última instancia la causa del problema puede ser él mismo, su forma de distribuir o dirigir las tareas y aún su propio desempeño; y puede que la gestión defectuosa del subordinado nada tenga que ver en realidad con él sino con quien detenta la autoridad y, con ella, la responsabilidad por el conjunto de la gestión. Ni hablar que, de ninguna forma, puede envanecerse en virtud de su posición. Sin embargo, así como comenzamos, lo que vemos en el mundo va en contra de este razonamiento: vemos a los presidentes de las naciones cuya “arma de presentación†siempre es el orgullo. ¿Qué les importa si en su país hay gente que muere de hambre? ¿Los vemos sufrir con el sufrimiento del pueblo? Seguro, en el tiempo de las elecciones todos están con el pueblo, pero después... También lo vemos en los generales de los ejércitos: si están ganando en una guerra salen a mostrar todo su “orgulloâ€Â, pero ¿acaso pensaron cuántos soldados de su ejército murieron?... Hasta puede ser que hayan muerto por su culpa. Ya sabemos que en las guerras siempre hay “errores tácticosâ€Â. ¿A quién le importa un soldado más o uno menos? Por todo ésto, la Toráh le dice al rey que no se envanezca, que no haga lugar a la soberbia, para “que se alarguen los días de su reinadoâ€Â, pero al que tiene gaAváh no se le alargarán los días porque no se ocupa de su gente; hasta tal punto que si hace algo bueno para el pueblo seguro que no fue su intención hacerles bien, sino que buscó su propio bien y cuidar su posición, para que no lo destituyan de su cargo. |
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