"y os ice' sobre alas de a'guilas y os traje hacia mi'"
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Tamuz 5764, Parasha't Pinjás, desde JerusalemEdicio'n dedicada a la sanación plena en cuerpo y alma de R' Itsják Ioséf Zilber ben-Leáh Guitl, a la claridad en armoni'a y bendicio'n para Miriam bat-Mashah, y a la realizacio'n en luz de verdad y felicidad para Iehudi't bat-Tsviah |
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![]() ![]() EL CELO DE QUE SE VESTIRA EL AMOR QUE ME HARA VOLVER A CASA Queridos amigos: ![]() Repasemos la acción: Balák, rey de Moáb y uno de los dos mayores brujos idólatras de su tiempo, exige la ayuda de Bil'ám (el otro; especializado en la hechicería que tiene por herramienta la palabra) para acabar con Israel. Bil'ám intenta por tres veces maldecir al pueblo de Israel, mas no está en los planes del Creador que tenga éxito en tal misión: por tres veces, son las más altas bendiciones que recibiera Israel, lo que sale de su boca. Frustrado y denigrado, se despide de Balák con un consejo: "para vencer a Israel, debes hacer que ellos mismos profanen el cerco de sacralidad que les torna inviolables". ¿Cómo lograrlo? Incitándolos a la promiscuidad y la idolatría (y siempre ha sido así aún luego: desde la promiscuidad y el culto de los falsos diosecillos de cada época, se produce la propia maldición). De modo tal que Balák envía doncellas moabitas y midianitas a seducir a los varones de Israel, cierto número de los cuales corre incauto y presuroso hacia el abismo de la lujuria. El plan de Balák parece desarrollarse a la perfección. Las mujeres enviadas a Israel, atraen a los varones conquistados al culto idólatra de las deidades de sus pueblos. En el campamento de Israel, la sacralidad comienza a disolverse, a derrumbarse a manos de la lujuria grosera, de la animalidad degradante de las devociones bajas. El mal se esparce en círculos, desde donde uno de los líderes del pueblo, Zimrí ben-Salú de la tribu de Shim'ón, yace con la princesa midianita Cozbí bat-Tsúr. ¿Cómo no habría de dolerse Pinjás, celoso del Pacto sagrado entre el Creador e Israel? Explican nuestros sabios que el celo de Pinjás le fue legado por su ancestro Ioséf (José). Aquel Ioséf que, siendo esclavo de un ministro de Faraón, resistió la promiscuidad que le ofrecía la esposa de su amo, y cambió la posibilidad de una comodidad inmediata por la contrariedad de la cárcel. Antes que la lujuria inmediata, la certidumbre invencible del bien actuar. Aquel Ioséf cuyo nombre tiene el mismo valor numérico que la palabra "kinAh"="celo", se manifiesta ahora, en otro punto de inflexión de la historia de Israel, en Pinjás. Pinjás no tiene deseos de protagonismo. Mira en derredor y un profundo dolor le atraviesa: ¡¿para ésto han caminado ya casi cuarenta años por el desierto?!; ¿para destruirse y desvanecerse en una trampa maldita?. Tal se pregunta; y el dolor le oprime el corazón. Consulta a Moshéh, recibe el consentimiento de Hashém, y se entrega a sí mismo para salvar al pueblo de la maldición que está atrayendo sobre sí. Empuña su espada de dos filos; atraviesa el cerco que la tribu de Shim'ón ha establecido en torno a su jefe; su espada iracunda sega el foco del mal que amenazaba anegar la sacralidad, la trascendencia, la historia y el destino de Israel. Y en ese momento se revierte la historia: la ira del Creador continúa la acción de Pinjás extinguiendo la llama de la profanación idólatra mediante una peste que acaba con veinticuatromil personas. Y al inicio de nuestra parasháh, por fin, es honrado Pinjás con el "pacto de Shalóm" del Creador, por cuanto su celo ha purgado el mal de Israel. El pacto que sella el Creador con Pinjás, en recompensa por su acción, es de "Shalóm": de la paz que nace de la completitud. Porque no hay verdadera "paz" sin la luz brillando pura y plena. Y no es éste sino un objetivo a cumplir desde nosotros mismos, hacia dentro. Hacia dentro del pueblo, de la familia, y fundamentalmente, de cada uno. En el análisis de nuestra parasháh, debemos tener cuidado extremo en no dejarnos llamar a confusión. Por un lado, hablaremos de pureza familiar y de la "pureza del pueblo". Mas nunca de nada parecido al concepto maldito de "pureza racial" se referirán estas ideas, sino a la pureza de espíritu que emana del comportamiento ajustado a la sacralidad de la Toráh, a la práctica de la Verdad. A la sacralidad es ajena la promiscuidad, y es ajena la prostitución y la bestialidad, y lo es también la idolatría. Y contra tales fuentes de degradación nos hallaremos luchando, en estos días de Pinjás, con la Toráh por arma de dos filos empuñada cuidadosamente entre las manos, cada uno frente al espejo de su fe y su convicción, cada uno frente al horizonte paradigmático que nos muestra cuánto más podemos ser que lo que somos, cuánto mejores, cuánto más elevados y más sabios, cuánto más justos desde el más elevado amor. En la parasháh de Pinjás, comienza a cocinarse una nueva era para Israel, que halla un obvio paralelo en el tiempo de cada quien. Tras el pacto de Shalóm que el Creador ofrece a Pinjás, hallamos la declaración de lucha de Israel contra todo cuanto Moáb representa: el mal asume infinidad de rostros y apariencias, mas sus características esenciales son inmutables, y le tornan reconocible siempre a la mirada inteligente. No hay modo de mentirnos. Más adelante, llega un nuevo censo del pueblo de Israel, y el anuncio a Moshéh de que va siendo tiempo ya de nombrar a su sucesor, puesto que muy pronto será su hora de partir. El censo es oportuno: por un lado, estamos en el momento histórico justo en que toda la generación que saliera de Mitsráim ha abandonado esta vida, y la generación nacida en el desierto, la generación de tránsito hacia la libertad, se apresta a arribar a la tierra de Israel. En el camino trazado por la Toráh, vamos dejando atrás los restos de quienes fuimos, vamos descartando los últimos resabios de oscuridad para tornarnos aptos de ejercer la luz. Las condiciones cambian: la conducción de Moshéh, basada en una existencia permanentemente milagrosa, va a ceder lugar a la de Iehoshúa, basada en el mérito de la propia acción guiada por la Toráh. Ha llegado la hora de que el pueblo deje de apoyarse exclusivamente en los milagros que le facilita el Creador, y comience a "ganarse la vida" desde su conocimiento de la Ley, desde su propio sueño de un horizonte de máxima belleza sustentado en la certeza de la Verdad. Así nosotros. Hay una dimensión de la vida a la que es apropiado el celo, en que la ira es sagrada; hay otra dimensión, que sólo se la puede vivir desde el más puro y alto amor. Y es una misma y singular la vida. Mas condescender a todo sólo nos quita fuerza y tiempo para emprender los desafíos innegociables. Cuando ingresamos al camino de la Toráh, el primer tramo es siempre guiado por Moshéh: la percepción del Orden, del milagro permanente, es una maravilla ineludible; y la luz nos es servida en bandeja de plata por el Creador. Conforme avanzamos, aparecen las trampas del camino. Hay que vencer la tentación inmediata que nos ofrece la esposa de Potifár, ministro de Faraón; la tentación de las hermosas y apetecibles moabitas. Hay que saber ver siempre más allá, advertir el horizonte pristino que la luz nos dibuja en la sonrisa. Y cuando caemos, urge rescatar de dentro nuestro a Pinjás, empuñar la disciplina flamígera y atraernos nuevamente al camino, aunque gran parte de uno haya de quedar por el camino. Si así actuamos, será que habremos comprendido. Que la Toráh es, también y antes que nada, en el conjunto de sus relatos paradigmáticos, metáfora del interior de cada uno: de tu vida, de la mía, de la oportunidad de ser verdaderamente libres, de la oportunidad del Gran Amor, en que el Shalóm se genera en el gesto y la palabra de tu mano. Con vosotros mis bendiciones, daniEl I. Ginerman editor@ieshivah.net | |
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EL BEIT-MIDRASH VIRTUAL DE IESHIVAH.NET CLASES DE ESTA SEMANA EN NUESTRO BEIT-MIDRASH ONLINE: * Domingo, 19:30 Israel: Ciclo "Tora'h para vivir con ella" * Lunes, 19:30 Israel: "El Sendero de los Justos" * Mie'rcoles, 19:30 Israel: Parasha't HaShavu'a (la seccio'n semanal de la Tora'h) Beezrat Hashe'm, y con vuestro apoyo, continuaremos poblando la agenda de la semana con nuevos y variados shiuri'm en todas las a'reas de la Tora'h. Entretanto, aprovecha algunas de las u'ltimas grabaciones, que ya se encuentran a disposicio'n: 1. Ciclo "Tora'h para Vivir con ella". Clase # 01: "Ojos y Corazones" 2. Ciclo "Tora'h para Vivir con ella". Clase # 02: "Alimentamos el Alma" 3. Ciclo "Tora'h para Vivir con ella". Clase #03: "La palabra que te construye"4. Ciclo "Tora'h para Vivir con ella". Clase #04: "La palabra que te destruye"5. Ciclo "Tora'h para Vivir (...)". Clase #05: "Un punto de apoyo para mover tu mundo (I)" 6. Ciclo "Mesila't Ieshari'm" (El Sendero de los Justos) cap. X 7. Ciclo "Mesila't Ieshari'm" (El Sendero de los Justos) cap. XI 8. Ciclo "Mesila't Ieshari'm" (El Sendero de los Justos) cap. XII 9. Ciclo "Mesila't Ieshari'm" (El Sendero de los Justos) cap. XIII Atención: hemos inaugurado el nuevo sitio web de nuestra Ieshiváh "Banáij-Tsión" en Guivát Zeév. El sitio, aún cuando está en inglés, contiene galerías de fotos, banco de clases grabadas en hebreo y en español, y links a toda la producción de Ieshivah.Net. Te invitamos a verlo y a compartir tus impresiones enhttp://www.banaijtsion.com/ En el correr de los pro'ximos di'as, inauguraremos con ayuda de D's el nuevo sitio web de Ieshivah.Net, con materiales de estudio y las grabaciones de todas las clases brindadas en nuestro Beit-Midra'sh virtual. Entretanto, te invitamos a disfrutar las clases que tienen lugar casi cada di'a: en tiempo real, en audio y texto, clases de Tora'h brindadas por los rabani'm de Bana'ij Tsio'n desde Jerusalem. So'lo debes ingresar ahttp://www.beitmidrash.org/, dejar que tu computadora baje durante unos 5 segundos el software con que trabajamos (que se instala solo), poner tu nombre e ingresar. Si recibes un mensaje de error al intentarlo, por favor desinstala el software clickeando aqui', y vuelve a repetir el procedimiento inicial. Si au'n te da algu'n error, hay varias soluciones posibles, todas muy sencillas, explicadas aqui'. Materiales para las clases, anuncios, y consultas a los Rabani'm, se canalizan a trave's del foro "Banaij Tsio'n", bajo el auspicio y los oficios de la Comunidad Judi'a de Murcia. Se encuentran en preparacio'n tres nuevos ciclos: uno sobre iniciacio'n al estudio de la Guemara'; uno sobre la concepcio'n del mundo y de la vida que cimentan la felicidad hebrea, y otro que, bajo el ti'tulo "Netso'r leshonja' meRa'" ("preve'n a tu lengua del mal"), trabajara' sobre todos los aspectos relativos al cuidado de la lengua, y la verdadera incidencia y valor de cuanto hablamos en nuestra vida espiritual. | |
![]() EL QUE ROBA A UN LADRON, TAMBIEN DISFRUTA DEL ROBO ![]() Dice la gente: "El que roba a un ladrón, siente el gusto de lo robado" Tratado de Berajót 6:1, Talmud Bablí Está prohibido robar a un ladrón, aunque se tenga razón, aunque quien roba al ladrón sea su propia víctima, que de este modo compensa aún parcialmente el daño que el ladrón le infligiera. ¿Y por qué está prohibido? ¿Acaso la víctima de robo no tiene derecho a compensación? No es tal, sino que al robar -aún a un ladrón-, se estará degradando el propio espíritu. Porque inevitablemente el robo tiene un sabor propio, clandestino, especial, que contamina el alma aún si en el caso específico la acción es de justicia. Y lo que está prohibido por la Toráh es contaminarnos el alma con la sensación de lo prohibido. Y para hacer justicia, están instituidos los caminos correctos. Y aún si por ellos la justicia no se hiciera patente, robarle al ladrón sólo ahondará el mal sufrido, extendiéndolo al alma, sometida al sabor del mal que está allí para perderla. | |
![]() por Galia Ginerman Queridas lectoras: En parashát Pinjás, ni bien se corta la peste que asoló al pueblo de Israel, se lleva a cabo un nuevo censo del pueblo, para conocer su número y distribución tras el deceso de veinticuatromil personas en el curso de la peste. El recuento, esta vez, es distinto a las anteriores, en que fuera censada cada tribu como una integridad. Ahora, el recuento es por familias. Cada familia es mencionada y censada en el marco de su tribu, y recién después se establece la suma de integrantes de cada tribu. Mas allá de ello, el nombre de cada familia aparece de un modo especial: "Janój, la familia hajanojí, Palú, la famila hapaluí", etc. En el lenguaje de la Toráh, éste es uno de los modos posibles de designar a la familia que desciende de Janój, a la que desciende de Palú, etc.; y no la más sencilla. Razón por la cual, se han extendido nuestros sabios en explicar la singularidad. Tras el reciente extravío, en que muchos varones de Israel se entregaron a la promiscuidad con las hijas de Moáb, era dable presumir que así como ellos se habían prostituido ni bien tuvieron ocasión, así habrían hecho sus mujeres en Mitsráim, en tiempos de esclavitud. Y de ser así, muchos hijos de Israel serían en realidad hijos de egipcios, y la pureza e integridad de las familias sería una pura ilusión. Por ello viene la Toráh a designar a las familias, en el censo, de tal modo que sus nombres incluyen una letra "hei" al inicio, y una "iud" al final: estas dos letras, en conjunto, dan por resultado uno de los nombres del Creador, específicamente aquél que se aplica a la unidad del pacto y el matrimonio. El libro "Kli Iakár" escribe al respecto algo que ha de alimentar la fuerza con que tomamos nuestra responsabilidad, las mujeres judías, para llevar y sostener una vida de sacralidad y pureza. Y así lo dice: "Justo en este censo aparece, el nombre de cada familia, sellado con las letras "hei" y "iud" del nombre sagrado. Porque hasta este último episodio acontecido en Shitím, no cabía sospecha alguna de que los integrantes del pueblo de Israel hubiesen incurrido en promiscuidad y prostitución; mas ahora, tras que se despeñaran en la lujuria tantos varones de Israel, también sobre sus mujeres cabría la sospecha. Para quitar entonces toda duda al respecto, el nombre de Hashém sella los nombres de cada una de las familias: el nombre que vincula al hombre con su mujer, para enseñar que todos los hijos de Israel nacieron dentro de la sacralidad del matrimonio". Y continúa el "Kli Iakár" con una nueva precisión: "Y en este singular sello, la letra "hei" antecede a la "iud". Porque la "hei" simboliza a la mujer, y la "iud" al hombre; y en realidad, quienes realmente cuidaron de la pureza del hogar y de la descendencia fueron las mujeres de Israel. Sólo una de ellas, Shlomít bat-Dibrí, mencionada por su nombre en la Toráh, incurrió en promiscuidad con un egipcio, profanando su matrimonio. Todas las mujeres de Israel fueron recatadas y pudorosas y preservaron la pureza de sus hogares, mientras los hombres se lamentaban por las limitaciones que la Toráh imponía a su sexualidad, y muchos de ellos caían en la profanación más tarde, en el episodio de Shitím con las hijas de Moáb. Por eso, la Toráh instauró su sello con estas dos letras sobre el nombre de cada familia, haciendo que la "hei" precediera a la "iud"; para anunciar que las mujeres de Israel eran puras y se preservaron sagradas a sí mismas y a su descendencia, y mantuvieron siempre distancia de los egipcios...". De las palabras del "Kli Iakár", aprendemos algo sorprendente. Sabemos que la presencia de Hashém se manifiesta en el vínculo entre el hombre y la mujer si ellos cumplen con la voluntad del Creador manifiesta en la Toráh. Por ello, el hombre trae consigo la letra "iud" y la mujer la letra "hei", que al fundirse una en otra producen el nombre de Hashém inseparable. Mas a ello agrega el "Klí Iakár", explícitamente, que aún cuando los hombres se denigraron en la prostitución y por culpa de la lujuria en la idolatría cuando se dejaron seducir por las hijas de Moáb, aún así, por mérito de sus mujeres el pueblo de Israel se conservó puro y completo, sin que la prostitución ni la promiscuidad hicieran mella en el nacimiento de la nueva generación. Por ello, comprendemos que la halajáh determine la identidad judía del recién nacido de acuerdo a su madre, y no de acuerdo a su padre. Y no sólo la identidad judía del recién nacido se determina de acuerdo a su madre, sino que todo el sistema de la pureza familiar, de la aptitud de una familia para la sacralidad, se apoya y depende exclusivamente de la mujer. Cuando la mujer se halla en estado de "nidáh" (durante su período menstrual, y hasta siete días después de terminado), se encuentra "prohibida" para su marido (ésto es, que su marido tiene prohibido todo contacto físico con ella); de modo que hasta que transcurrido este lapso ella se sumerge en la mikveh (el baño ritual), no hay entre ellos contacto físico alguno. Y toda la responsabilidad por este cuidado, fundamento de la pureza familiar, recae exclusivamente sobre la mujer. Es ella quien debe anunciar a su marido su estado de "tumAh" (impureza, derivada de estar liberándose su cuerpo de la vida potencial que no fue), y su situación de "prohibida" para él. Y es también ella quien debe controlar y contar, culminado su período menstrual, los siete días "limpios" al cabo de los cuales y del baño ritual, retornará plenamente a la vida marital. Nadie, ni aún su marido, puede tomar recaudo alguno por ella. ¡Y sobre esa base está construido el hogar judío, fundamento del pueblo de Israel! Muchas de nosotras creen, inducidas a error por la sociedad en que vivimos, que la mujer que vive de acuerdo a la Toráh y es celosa del cumplimiento de las mitsvót, es una mujer "dependiente", sin ideas propias, sin capacidad de incidir, que hace cuanto le ordenan ciegamente y sin la más mínima comprensión. Mas de lo dicho hasta aquí, ¡se desprende todo lo contrario! Hashém nos dio justamente a nosotras, las mujeres, la plena y exclusiva responsabilidad de cuidar la pureza (¡no racial sino familiar!, no se nos malentienda) y la continuidad del pueblo de Israel. La mujer que vive de acuerdo a la Toráh, cuida las mitsvót a partir de un entendimiento pleno, y de la conciencia clara de que sobre sí se apoya todo el futuro del pueblo judío. ¡Cuánta fuerza, cuánto amor y numinosidad, cuánta fe necesita una mujer así! Cuidar de la sacralidad y la pureza de un pueblo completo, es un cargo de mucha más responsabilidad que cualquier puesto gerencial en una empresa con miles de empleados. ¿Acaso el Creador pondría semejante responsabilidad en manos de mujeres "dependientes, sin ideas, sin capacidad de incidir ni comprender"? Queridas amigas: las invito a advertir la magnitud de la responsabilidad con que somos honradas, y hasta qué punto confía Hashém en nuestra capacidad de persistir en el camino de la Verdad, para haber puesto en nuestras manos la mitsváh de preservar la completitud y la pureza del pueblo de Israel. Aprendamos de nuestras madres sagradas en el desierto, en quienes latía la reverencia a Hashém y el temor y la certeza, al punto de que Hashém las antepusiera a los hombres en el conteo de las familias. | |
![]() "Las artiman~as del Instinto de Mal" LA RECOMPENSA POR EL CUMPLIMIENTO DE LAS MITSVOT por Rav Natan ben-Jai'm "Hete aquí que le doy (a Pinjás) mi pacto de paz" (Bamidbár 25:12) El Midrash Rabá comenta: Pinjás merece una recompensa de Hashém por su acción. Y este "pacto de shalóm" es su recompensa. Sobre las palabras del midrash se puede entender que hay algo fuera de lo normal en la retribución por el acto de Pinjás, en comparación con la retribución que acreditan, en su cumplimiento, el resto de las mitsvót. El libro DARKEI MUSAR se extiende para aclarar la esencia del pago de las mitsvót en general, para desde ahí comprender también en qué se diferenció del común la mitsvah que llevó a cabo Pinjás: quien espera una recompensa por el cumplimiento de las mitsvót se parece a un niño al que hay que convencer para que coma algo dulce y rico: en su actitud infantil, se niega a comer, hasta que por fin se lo convence. Un hombre inteligente entiende que el verdadero sistema es al revés. Está obligado, por principio, a agradecer y aún retribuir a quien le alimenta. Quien realiza las mitsvót, y a su través, da existencia real a la Toráh en este mundo, experimenta un sabor y un deleite inigualables. Escribe sobre las mitsvót el rey David, que son "más dulces que la miel"; así se define también en la plegaria el pueblo de Israel: "am medushnei oneg", un pueblo sumido en el deleite. Dado el inmenso deleite que las mitsvót pueden reportar al hombre, ¿qué sentido podría tener reclamar, aún por encima del deleite, recompensa? ¿No se parecería nuestra actitud a la del niño que se empecina en no comer las golosinas que tanto apetece, hasta que se lo debe seducir y convencer de que lo haga? A la mishnáh que establece: "no puedes saber cuál será el pago de las mitsvót", comenta Rav Jaim de Voloyin: "lo que uno no tiene modo de saber es la magnitud del reconocimiento que debiéramos expresar a Hashém, la magnitud de la retribución que le debemos por cuanto nos dio la Toráh y las mitsvót para deleitarnos en la Verdad, y acceder a percibir la Presencia manifiesta de Hashém en el mundo. Y no hay mayor placer que ese en la vida". Quien no es capaz de tomar para sí las mitsvót de la Toráh salvo a través de esperar una gran recompensa a cambio, no tiene noción del verdadero sentido de la vida. Cierto es que quien vive de acuerdo a la Toráh goza en general de una "bondad" inexplicable que se aplica a su vida. Pero no es recompensa sino el Jesed, la gracia y la bondad de Hashém, que se aplican a su vida. Cual reza Tehilím (Salmos) 62: "Y tuyo es el Jesed, que lo darás al hombre en mérito de sus actos". Así es como se entiende el tema, en cuanto a todas las mitsvót de la Toráh. Mas la acción de Pinjás (cuando por iniciativa propia tomó la espada y ejecutó a quienes estaban atrayendo el mal sobre todo el pueblo de Israel), tuvo el sello de la voluntad de Hashém en tanto la acción toda estuvo marcada por el celo de lo sagrado. Si Pinjás hubiera podido experimentar el más mínimo placer en su acción, ya no habría tenido mérito de mitsváh, sino que habría sido, por el contrario, una transgresión ("dar muerte"). Porque es muy clara la Toráh en cuanto a los cercos que, de uso, no debe traspasar el hombre en la relación e interacción con sus semejantes. Tal como aclara el Rav Grodzinski en su libro "Kneset Israel": "no todo quien se incline a odiar a su prójimo por la transgresión que éste haya cometido, tiene permitido hacerlo"; y no todo quien se alegra por la caída de los malvados, es su alegría bien vista por la Toráh. Las mitsvót de las que no es posible experimentar deleite están reservadas a los tsadikím, a los grandes Justos de nuestro pueblo. Son las mitsvót conocidas como "averáh leshem shamáim": algo que, a priori, es una transgresión, pero que en el caso particular, cuenta con el beneplácito de Hashém, y sólo en nombre de la sacralidad es llevada a cabo. Y el más mínimo placer o alegría que hubiera experimentado Pinjás al ejecutar a Zimbrí, hubiera transformado su mitsváh en un terrible pecado. En este caso, entonces, cuando se cumplen todas las condiciones (es un gran tsadík quien lleva la acción a cabo; cuenta con el beneplácito de Hashém; su único móvil es el celo de lo sagrado; y no hay en él un ápice de disfrute o alegría en la ejecución), tal como citamos más arriba del Midrásh Rabá: es justo que reciba una recompensa. Y tal es el pacto de Shalóm, y la "kehunáh" (desempeño del sacerdocio) que impone a continuación Hashém, para Pinjás y su descendencia. ![]() | |
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