אור חורת בקורות לבו של האדם

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jueves, 22 de mayo de 2014

Matok MiDvash #16 - Beha'alotjá 5764 - Nunca un techo más bajo que el cielo

"y os icé sobre alas de águilas y os traje hacia mí"
Revista Matok MiDvash, desde Jerusalem
Matók MiDvásh: prensa electrónica de Ieshivah.Net - Edición No. XVI
  Siván 5764, Parashát Beha'alotjá, desde Jerusalem
Edición dedicada a pronta y completa sanación de Abraham Eliezer ben-Rut Nejamah
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Todo está escrito; y estamos aquí para aprender a leer A modo de Editorial:
NUNCA UN TECHO MAS BAJO QUE EL CIELO
Queridos amigos:
Todo esta en la Torah: solo nos resta verlo, y para ello hay que vivirlo
Uno de los acontecimientos centrales de nuestra parasháh tiene lugar cuando, inmediatamente a la gloria del Mishkán -el templo portable que viaja en el centro de la formación hebrea y desde el que la Providencia se revela de continuo-, el pueblo de Israel decae y se arrumba en la desesperación de los apetitos primarios: "¿Quién nos dará de comer carne?", lloran amargamente, y evocan con angustia: "Recordamos el pescado que comíamos en Mitsráim gratis...".

Ante la mención de la gratuidad, salta inmediatamente la pregunta formulada por Rashi en su comentario: ¿Gratis? Los egipcios, que negaban a los esclavos hebreos la paja con que hacer los ladrillos para la obra, ¿les daban, en cambio, los mejores alimentos gratuitamente? Y responde Rashi: por cierto, no es así. La alusión a los manjares "gratuitos" refiere, en realidad, a que su sustento no estaba sujeto, cuando eran esclavos, a ninguna "mitsváh", ningún precepto divino inquebrantable; y no se relacionaba, por consiguiente, con ninguna forma de trascendencia.

Enseñan nuestros sabios que un hombre privado de su libertad, sometido a esclavitud, está exento de las mitsvót de la Toráh. Porque sólo desde la libertad plena puede uno optar y elegir la Verdad. La Toráh es un sistema de vida completo, coherente y consistente, y como tal, no admite pre-condiciones. Uno no puede optar por vivir de acuerdo a la Toráh entre las ocho y las diez de la mañana, por causa de compromisos previamente contraídos e inquebrantables. Por el contrario, todo otro "compromiso" se supedita, en quien elige la Toráh, a los dictámenes de ésta. "Haremos y Oiremos" decimos al aceptar la Toráh, y nos disponemos a la acción desde esta actitud básica, insubordinable, innegociable, radical.

Tomar para sí la Toráh es, en cierto modo, asumir un yugo. Es saber que, en nuestro carácter de seres limitados, inevitablemente regirá sobre nosotros alguna subordinación; y sólo aceptamos la más alta de ellas. Paradójicamente, asumir el yugo de la Toráh, el yugo de la Verdad, nos torna los hombres más libres que sea posible imaginar, desde que no hay más yugo humano capaz de someternos una vez que estamos comprometidos, fundidos en la felicidad plena y trascendente de la ley eterna.

El pueblo de Israel, durante su esclavitud egipcia, estuvo sometido al más obvio de los yugos "bajos" y humanos: delegada su libertad física, delegado el control de sus fuerzas y su tiempo a manos de sus sometedores (y delegada también su responsabilidad), estaban impedidos de comprometer de su tiempo y de su fuerza con toda otra prioridad. Mas aún siendo el más obvio, el caso de la esclavitud a un amo humano no es el único ni el más fuerte de los yugos que impiden a una persona fundirse en el espíritu trascendente de la Verdad. Así se ve en las palabras previas al reclamo de carne, en nuestra parasháh: "Apetecieron el apetito", "desearon el deseo" (Bamidbár XI,4), se nos dice que sucedió; yentonces pidieron carne.

Caminaban por el desierto; todo el sustento necesario era provisto de modo directo por el Creador en el "man" (el maná) que se presentaba a ellos mañana y tarde, y sabía en el paladar a satisfacción inmediata del deseo. Suspendida la servidumbre cruel en que por tanto tiempo habían subsistido, todo les era suplido a cambio de que se atrevieran a crecer, a liberar sus almas, a percibir -más allá del miedo conocido- la oportunidad de la trascendencia, de la consagración, en la revelación amorosa del Creador dibujando en constantes maravillas el ejercicio del Pacto.

Y entonces, la trampa viene de dentro de uno. Deben aprender una disciplina en la que nada falta y nada sobra; y añoran el "cosquilleo" del deseo, el vértigo de la incertidumbre, la indolencia banal de una realidad en que nada guarda significado alguno con que comprometerse. Desear el deseo es añorar aquel impulso animal de rebelarse (y violar las reglas de) un yugo al que fundamentalmente, rebelarse es posible. Es añorar el poder ser infiel, clandestino, revoltoso, y gozar de probabilidades de impunidad a favor. Y eso no es posible ante la magnitud de la revelación del Absoluto en cada orden de la vida. Añoran, de algún modo, un techo más bajo que el cielo, para sentir deseos de romperlo.

El desenlace de este episodio pasa por la prueba del exceso: D's provee milagrosamente la carne que el pueblo reclama, la provee hasta el hartazgo, y ordena irreductiblemente su consumo. No sólo el deseo en sí, sino el móvil que lo origina, se redimen y se licúan en el horror del exceso, que trae consigo degradación y muerte. Y el lugar fue llamado entonces "Kivrot hataAváh": las tumbas del deseo Y desde allí viajaron a "Jatserót", a las afueras. Hacia fuera de sí mismos, del yugo de sus instintos, viajaron; rumbo por fin a la libertad; tras haberse doblegado en ellos el deseo.

Este relato paradigmático dibuja una disyuntiva vital ante cada uno de nosotros. En esta vida, no nos es dado vivir sin "normas". Y de éstas, tenemos infinita variedad. Desde las que vigila la policía de tránsito hasta las que la mecánica cuántica interpreta, toda una gama de niveles normativos que en nosotros está conocer y priorizar, y a través de ello, determinar cómo cumpliremos nuestra misión vital. Podemos ser esclavos de las más bajas formas de poder: cuanto más bajo sea el techo más opresivo será, y más fácil será sentir el impulso de rebeldía, y volver una y otra vez a comprimirnos y a saltar como resortes hacia los labios abismales del exceso. O podemos elegir ningún techo más bajo que el cielo, elegir la Verdad, ser radicales del sentido trascendente de la vida, y desde  la práctica de la Toráh edificarnos, sagrados a semejanza del Creador: Hombres aptos para una felicidad que se ve imposible, que no se ve, cuando se la mira desde fuera, y a la que sólo en el secreto sonriente de la fe nos es posible arribar.

Creciendo cada día junto con vosotros, desde Banáij-Tsión, con bendiciones,

daniEl I. Ginerman
editor@ieshivah.net




El verdadero sentido de participar de la Verdad



EL BEIT-MIDRASH VIRTUAL DE IESHIVAH.NET 


CLASES DE ESTA SEMANA EN NUESTRO

BEIT-MIDRASH ONLINE:
* Domingo, 19:30 Israel: Ciclo "Toráh para vivir con ella" (el próximo domingo se suspende)
* Lunes, 19:30 Israel: conferencia a confirmar.
* Martes, 19:30 Israel: "El Sendero de los Justos"
* Miércoles, 19:30 Israel: Parashát HaShavúa (la sección semanal de la Toráh)

 Entretanto, aprovecha algunas de las últimas grabaciones, que ya se encuentran a disposición:

1. Ciclo "Toráh para Vivir con ella". Clase # 01: "Ojos y Corazones"
2. Ciclo "Toráh para Vivir con ella". Clase # 02: "Alimentamos el Alma"
3. Ciclo "Toráh para Vivir con ella". Clase #03: "La palabra que te construye"
4. Ciclo "Toráh para Vivir con ella". Clase #04: "La palabra que te destruye"
5. Ciclo "Mesilát Iesharím" (El Sendero de los Justos) cap. X
6. Parashát HaShavúa: Bamidbár

En el correr de los próximos días, inauguraremos con ayuda de D's el nuevo sitio web de Ieshivah.Net y BanaijTsion.com, con materiales de estudio y las grabaciones de todas las clases brindadas en nuestro Beit-Midrásh virtual. Entretanto, te invitamos a disfrutar las clases que tienen lugar casi cada día: en tiempo real, en audio y texto, clases de Toráh brindadas por los rabaním de Banáij Tsión desde Jerusalem. Sólo debes ingresar ahttp://www.beitmidrash.org/, dejar que tu computadora baje durante unos 5 segundos el software con que trabajamos (que se instala solo), poner tu nombre e ingresar.
Si recibes un mensaje de error al intentarlo, por favor desinstala el software clickeando aquí, y vuelve a repetir el procedimiento inicial. Si aún te da algún error, hay varias soluciones posibles, todas muy sencillas, explicadas aquí.


Materiales para las clases, anuncios, y consultas a los Rabaním, se canalizan a través del foro "Banaij Tsión", bajo el auspicio y los oficios de la Comunidad Judía de Murcia.

Se encuentran en preparación tres nuevos ciclos: uno sobre iniciación al estudio de la Guemará; uno sobre la concepción del mundo y de la vida que cimentan la felicidad hebrea, y otro que, bajo el título "Netsór leshonjá meRá" ("prevén a tu lengua del mal"), trabajará sobre todos los aspectos relativos al cuidado de la lengua, y la verdadera incidencia y valor de cuanto hablamos en nuestra vida espiritual.


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Todo está escrito; y estamos aquí para aprender a leer APRENDIMOS EN LA GUEMARA ESTA SEMANA:
SI TE ESTA VEDADO EL VINO, NO TE ACERQUES AL VIÑEDO

El arte de cercar

"Nazír: Rodea, rodea, no te acerques al viñedo"
(Talmud Bablí, Tratado de Shabát, 13a)

El "Nazír" o "Nazareno" es, en el judaísmo, quien ha tomado cierto número de "votos" autoimpuestos por determinado plazo, con el objeto de arribar a un nivel de elevación superior, o de producir una especial enmienda en el alma y el destino. Las leyes que rigen al Nazír están claramente estipuladas por la Toráh; las más famosas entre ellas conciernen a la prohibición de cortarse el cabello y la de beber vino durante el término de su voto.

La Guemará, en la hoja 13 del Tratado de Shabát, está tratando el alcance de las prevenciones que quien cumple celosamente los preceptos de la Toráh se debe imponer, para no acercarse a su transgresión. Si el hombre no debe tener contacto físico con su esposa durante los días del mes en que se encuentra impura, discurren nuestros sabios la inconvenciencia de que yazga con ella en una misma cama, aún vestidos. Si una persona no debe consumir alimentos cárnicos y lácteos mezclados, no es conveniente que se sienten simultáneamente a la misma mesa dos conocidos de quienes cabe esperar  recíproca cortesía, y que coma alimentos cárnicos uno mientras lácteos consume el otro. Y así sucesivamente.

A la hora de arribar a una síntesis de la norma aplicada a cada uno de estos casos, el ejemplo que utilizan es, precisamente, el del "Nazír", un caso paradigmático en la Toráh en cuanto a la fuerza de las prohibiciones que rigen sobre él. De modo que así expresan nuestros sabios la necesidad de establecer "cercos" (siaguím, en hebreo) alrededor del cumplimiento de las mitsvót, de tal modo que no sólo no caigamos en transgresiones sino que tampoco nos aproximemos a ellas: "Nazír: Rodea, rodea, no te acerques al viñedo". Camina cuanto sea necesario con tal de ni siquiera rozar el viñedo, para que no te toque la tentación del vino. Una enseñanza a aplicar a todos los órdenes de la vida, si deseamos la verdadera consagración, y en ella, estar en paz con nosotros mismos.



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Todo está escrito; y estamos aquí para aprender a leerLA EXPERIENCIA DEL DESIERTOpor Rav Dorón Rosilio
Queridos hermanos:

Ya nos encontramos en la tercer parasháh del libro Bamidbár: el pastor fiel conduce a su rebaño a través del desierto.

Nuestros sabios hablan del desierto como de un lugar yermo, despojado de vida, poblado de existencias dañinas: las características de un espacio de tan incómoda dureza son apropiadas a la vivencia intensa y poderosa del pueblo de Israel, que se une a un proceso de depuración, de preparación para una etapa de grandeza que le exigirá desplegar su máximo potencial. No hay como el desierto para esta preparación, porque la vivencia del desarraigo, la sensación de que deja de existir la "seguridad" que provee una sociedad organizada, lleva al hombre a otear y buscar en las alturas.

El infinito silencio y las fuerzas de la naturaleza en un despliegue de máximo esplendor, generan el marco propicio para la apertura del hombre en dirección a los cielos: por fuerza, te sensibilizas, porque ocupas un lugar que te obliga a disponer el máximo de tu capacidad, de tu inteligencia, de tu alerta. Entonces, se hace más sutil tu percepción, y más extensa. Te hallas en el espacio abierto y en silencio, sin nada que obste a tu contemplación, sin nada que te distraiga desde fuera; te "conectas" con facilidad, elevas los ojos al cielo, y aprendes a orar.

Y ahora: ¿qué tiene que ver ésto conmigo, contigo? En mí, todo comienza por recuerdos de juventud en el desierto de Sinai: haber pasado allí meses completos de "experiencia del desierto": recuerdos que me enseñan que es posible atraer hacia la vida presente aquel silencio y la belleza virgen del desierto, revivirlos aún en medio de la ciudad bulliciosa, y hallar desde ellos belleza y sentido profundo en cada cosa que me rodea. Porque a quien, como el pueblo de Israel, ha nacido en el desierto, el Creador le concede la capacidad de vivir y ser feliz y florecer bajo cualquier circunstancia. Portamos en nosotros los "genes" de la germinación en un clima de silencio y belleza y plenitud y simetría infinita y sumisión a la verdad evidente.... ¡"genes" que son cualidades que hubimos de adquirir a lo largo de un arduo camino pleno de pruebas y experiencia del desierto!

Nuestra parasháh, Behaalotjá, habla del encendido de las candelas de la Menoráh, el candelabro sagrado del Templo. En él, la candela occidental es la del fuego eterno, la que nunca se apaga; y desde sus chispas se han de encender todo el resto de los brazos. Como ella, la chispa del judaísmo es un fuego pequeño que arde dentro nuestro eternamente. Allí está, a nuestro alcance. Sólo debemos tomarla, avivarla, encender con ella todos los fuegos del bien, toda la luz que acaricia con felicidad el corazón, con fe plena, con un fluir correcto en la vida. Sólo venid hasta la Toráh, y os hallaréis a vosotros mismos en ella. Halláréis en ella la verdadera vida, y al Creador aguardando a nuestro arribo. Y entonces: habladLe, pedidLe, oradLe. Que Hashém esté con vosotros.
Les ama,

Dorón




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"E hizo así Aharón"
QUE EL ANSIA DE COMPRENDER NO TE IMPIDA SER

por Rav Natan ben-Jaím

Escribe el Midrásh Sifri sobre este versículo: fue dicho "Y hizo así Aharón", para alabar a Aharón por cuanto nada cambió de lo que le fue ordenado por D's.

Mas al Maguíd de Dubnow no le conforma esta explicación: "¿Qué halago es éste" -se pregunta-, "cuando es sabido que nada debemos cambiar de los preceptos de D's?".  A su entender, la sutileza del caso puede ser explicada con el ejemplo siguiente:

Tres personas se encontraban gravemente enfermas, y fueron todos ellos donde un especialista, quien les brindó medicamentos e indicaciones para su aplicación. El primero de ellos siguió con atención las instrucciones del especialista, y prontamente se curó. El segundo, que entendía algo de medicina, decidió investigar por cuenta propia para comprobar si eran correctos y apropiados el diagnóstico y el tratamiento propuestos por el especialista: en medio de su investigación, y antes de haber probado la medicina siquiera, falleció. El tercero, también tenía alguna formación en medicina, y la curiosidad lo llevó a investigar también la naturaleza del tratamiento propuesto por el médico. Mas, independientemente de su investigación, siguió desde el primer instante todas las indicaciones del especialista, puesto que distinguió lúcidamente el conocimiento de éste de su propia formación amateur; y no discriminó del tratamiento detalle alguno porque resultase ajeno a su propia comprensión. Naturalmente, también éste se curó.

En la relación de las personas con la Toráh también podemos distinguir estos tres tipos. Hay quien cumple con los preceptos de la Toráh sabiendo que en ellos reside la Verdad, y sin interrogar más allá. Los hay que, por el contrario, pretenden arribar al imposible de un conocimiento cabal y completo de todas las razones y motivos y objetivos de cada mitsváh antes de enfrentar su cumplimiento, y poco avance les rinde el plazo de la vida entera.
Por último, están aquéllos cuyas reverencia, fe y convicción se anteponen a su sed de comprensión. Ellos cumplen con fervor las mitsvót de la Toráh y ahondan permanentemente su conocimiento por vía del estudio y la investigación. Pero no supeditan el cumplimiento de la Toráh a su propia comprensión, porque reconocen el carácter supremo de la Verdad. Sobre ellos dice el rey David (Salmos 119,30): "El camino de la fe elegí, y Tus dictámenes son en mí".

Porque para el verdadero sabio, la comprensión forma parte del camino hacia el verdadero cumplimiento de la Toráh, y de ninguna manera lo condiciona. Y aún los preceptos que tengo capacidad de comprender, los tomo en realidad desde la fe, que es superior a la mayor comprensión que me es posible alcanzar.

"E hizo así Aharón" es alabanza a Aharón porque, estando en el más alto escalafón espiritual, con capacidad de comprender muy por encima de cualquiera de sus congéneres, "hace" tal como le ha sido indicado por el Creador, previo e independientemente a ninguna comprensión. Así nosotros, buscamos en su ejemplo no estancarnos en la búsqueda de explicaciones que se conviertan en obstáculos en nuestro camino de Toráh, sino seguir adelante en el sendero de la fe, sabiendo que "Naaséh veNishmá", haremos y comprenderemos, porque sólo desde la acción se arriba a la verdadera sabiduría.

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